Cada vez es más frecuente que los clientes me pregunten si pueden hacerse una casa en el campo. Pero no dentro del término municipal de un pueblo, sino en una finca rústica en pleno campo.

La respuesta es NO, no se puede

Para que podamos construir una vivienda necesitamos un suelo urbano, que cuente con tal calificación urbanística y este dotado de las infraestructuras necesarias: instalaciones de fontanería y saneamiento, electricidad y urbanización.

Y esas características únicamente se dan en suelos urbanos dentro de un término municipal o en una urbanización.

Pero existen excepciones

Construir una vivienda en terreno rústico es muy complicado, a no ser que nos acojamos a alguna de las excepciones existentes.

Las normativas urbanísticas dependen de las comunidades autónomas, las diputaciones provinciales y los municipios. Por tanto son muy cambiantes según donde se encuentre nuestro terreno.

Por regla general suelen exigir contar con una superficie de parcela importante, del orden de 5.000 m2, 10.000 m2 o más. Y se debe justificar la existencia de la vivienda como parte de una explotación agrícola o ganadera.

Además la superficie de la vivienda va en proporción a la de la parcela, y la proporción suele ser pequeña, del orden de 0,01m2/m2 a 0,03m2/m2. Por tanto para construir una vivienda de 150 m2 necesitamos al menos una finca de 5.000 m2 (en el caso más favorable).

Los servicios de agua, alcantarillado y luz corren por nuestra cuenta

Por si no fuese suficientemente complicado contar con una finca de tales dimensiones, como se encuentra en medio del campo, no contará con servicios tan básicos como electricidad, saneamiento o agua corriente.

Servicios que tendrá que solucionar y costear el promotor. Y no resulta nada barato.

Solamente llevar una línea de electricidad a nuestra parcela costara entre 6.000 y 10.000 €.

Ciertamente podemos abastecernos con energías renovables, pero requeriremos de línea para aquellos momentos que la naturaleza no nos brinde la oportunidad de producir la energía suficiente o que fallen los sistemas.

Al no existir red de abastecimiento tocará recurrir a un pozo artesiano. También puede tener un coste de más de 10.000 €. Y seguramente nadie nos garantice que esa agua sea potable, por tanto para beber o incluso cocinar dependeremos de agua embotellada.

Con el saneamiento nos ocurrirá lo mismo, tocara hacer una fosa séptica, con su consiguiente mantenimiento.

Por tanto, solo los costes de la parcela y las infraestructuras necesarias suman un buen pico; en ocasiones superaran al coste de construir la propia casa.

Pero, ¿no se puede hacer una caseta de aperos  de 30 m2?

Existe otra excepción que permite construir una caseta de aperos de 20 o 30 m2 (según la normativa de cada municipio). Pero se trata de eso: un pequeño almacén para guardar los aperos de labranza, nunca una vivienda.

De hecho, muchos municipios limitan no solo la superficie sino también la existencia de una única puerta y una única ventana.

Si aun así quisiéramos adaptar esa caseta de aperos como vivienda, aparte de lo complicado de hacer habitable un recinto tan reducido, si queremos contar con servicios básicos de electricidad, saneamiento y agua corriente, tendremos que costearlos por nuestra cuenta, igual que ocurría en el caso anterior.

¿Y si se trata de una vivienda prefabricada o mobil home?

A nivel urbanístico poco importa el modo en que se construya la vivienda, las normas son las mismas tanto si la vivienda se construye de manera tradicional o si es prefabricada o incluso transportable (caso de las mobil home).

¿Y si es una autocaravana?

Pues, si bien este concepto es más interpretable, en principio la respuesta sigue siendo no. Si la aparcamos de manera fija y lo consideramos vivienda, a efectos urbanísticos sería igual que cualquier otra construcción (tradicional, prefabricada, mobil home) y debe cumplir con las mismas normas. Y si lo consideramos vehículo, tendrá que tener su impuesto de circulación al día, seguro, ITV… Para que no nos lo den de baja y obliguen a llevar a un desguace.

Entonces, ¿por qué vemos construcciones en el campo?

Lo que sí está permitido construir en terreno rústico son naves industriales para uso agrícola, y también elementos muy puntuales como gasolineras (siempre junto a una carretera) o espacios destinados a la hostelería (restaurantes, hostales) siempre justificando su necesidad y uso público.

Otras veces lo que vemos son construcciones ilegales. Cada vez menos frecuentes pues las autoridades están cada día más concienciadas y ponen multas y obligan a derribar cualquier edificación ilegal.

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